La Armonía de las esferas
Díptico fotográfico
70 x 100 cm.
2010
Los filósofos de la antigüedad consideraban que el mundo estaba constituido por una armonía perfecta, es decir, que desde la tierra a los cielos había una octava musical perfecta. Según la doctrina alquimista, existe una correspondencia entre las cosas terrenales y las celestiales, tal y como establece el 2º precepto del manuscrito de la Tabla de Esmeralda: “Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo”.
Este díptico fotográfico toma como punto de partida unos objetos mundanos de nuestra vida urbana, con el fin de revitalizarlos mediante una correspondencia simbólica con los astros planetarios. Como si se tratara de un reflejo del mecanismo celeste, estas esferas de piedra parecen también girar en órbita, pasando de ser cuerpos pasivos a convertirse en materia cargada de energía. Mediante la evocación de esta figura cósmica, se reactiva lo que queda oculto ante la mirada corriente, quitando peso a la realidad por medio de esta asociación poética.